
Otto es una persona adorable que se dedica a intentar hacer la vida de los demás un poco más fácil. Comete errores, como todo el mundo, y cuando se da cuenta de ello se arrepiente sonadamente. A Otto le gusta la comida italiana, los bocadillos de jamón, el roscón que le hace su madre, el pollo al infierno de Luciérnaga y el chocolate negro de Valor. A Otto no le gusta la comida japonesa y la que tiene pinta rara. A Otto le gusta ir en coche, ver vídeos graciosos, el humor "inteligente", los helados en la playa, hacer reír a sus pacientes y meterse con Luciérnaga y Luciérnaga en sí. A Otto no le gusta aparcar, los cocidos del domingo, tener las manos llenas de polvo y los sábados por la noche en los que Luciérnaga llora desconsoladamente.