miércoles, 28 de octubre de 2009

De acuerdo.


"Si de repente te ves en una situación que te marea el estómago y te lo encoge, agárrate fuerte y déjate hacer."

domingo, 11 de octubre de 2009

Venga, va.


Cuando estás situado al borde de un precipicio lo único que puedes hacer es confiar en que haya algo que en el último momento te recoja. Y lanzarte al vacío. Cerrar los ojos fuerte, arrugar la nariz del miedo y dejarte caer, sin dejarte arrastrar por la posibilidad de que te abras la cabeza con el golpe.
¿Te van a recoger? y si te recogen ¿será exactamente lo que quieres? ¿cómo saberlo?
La sensación no dista mucho de la de la desnudez. De la de un desnudo en el sentido figurado. La de un desnudo en el que descubres cosas tan íntimas que sientes que ni siquiera puedes taparte con las manos. Pero una vez te quitas la ropa, no hay manera de volver a vestirse y sólo queda esperar que aquel con quien te desnudas decida dejar sus vergüenzas destapadas. Si lo hace la sensación es de una intimidad tibia, suave, blanda.

A lo mejor hay que correr el riesgo. Y lanzarse al vacío. ¿Quién sabe? Puede que te lleves una sorpresa.

Y seguimos tocando madera.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Esta vez más al norte que nunca (pero menos que mañana)


A veces te encuentras con una situación que no sabes cómo resolver. A veces esta situación es muy sencilla y la solución es simplemente no pensar y dejarse llevar por el músculo que late debajo del pecho de la izquierda. A veces, sólo a veces, a Luciérnaga le cuesta horrores hacerlo. Parece ser que cuando se trata de asuntos más rojos no le sale estar tranquila.

Pero esta vez lo va a hacer distinto. Quizás lo mejor sea relajarse. Y saltar por la ventana (valiente).