martes, 17 de noviembre de 2009

rojorojorojo

Cuenta la historia que un día luciérnaga encontró a un piloto con abrigo de Corto Maltés que la llevó a tomar zumo con galletas y chocolate al borde del mar. Y a la luciérnaga se le puso rojo rojo el corazón.


Embriagada de endorfinas.

4 comentarios:

  1. Si el corazón está vivo no puede tener otro color.

    Beso!

    ResponderEliminar
  2. Hace muy poquito, por primera vez en mi vida, ví una luciérnaga. Estaba allí, brillando en la oscuridad, sobre una piedra de mi jardín alemán, y jamás jamás se me habría ocurrido que se les puede poner el corazón tan rojo. Rojo corazón :)

    Un besito!

    ResponderEliminar